Más que generaciones, personas: ¿Cómo ver más allá de las etiquetas?
Las “generaciones” surgieron para explicar contextos compartidos, pero hoy sirven como etiquetas que limitan y separan. En este artículo vemos por qué hablar de personas (no generaciones) abre equipos más auténticos, colaborativos y efectivos.


El peligro de la subjetivación generacional
Etiquetar a alguien según su generación puede frecuentemente resultar en que se le asignen roles o responsabilidades sin consultar sus habilidades reales. Todos hemos sido víctimas (y victimarios de esto). Creemos que una trabajadora Gen Z seguramente sabe cómo ser Community Manager o que un Boomer por supuesto que debe de ser bueno en las reuniones presenciales. Esta práctica—llamada subjetivación—limita potencial y genera frustración cuando las expectativas no coinciden.
Tan solo la Gen Z reporta estereotipos negativos en el trabajo (“perezosos”, “sensibles”), lo cual afecta su motivación y crecimiento profesional. Y no es solo de las afectaciones a nivel individual. Las organizaciones también pueden adolecer los estereotipos que se tiene sobre sus trabajadores, ya sea por contar con perfiles no alineados con sus roles organizacionales -causando deficiencias de productividad- como por enfrentarse, como organización, con retos por las edades de su staff.
¿Entonces qué importa de verdad?
Más allá de buscar etiquetas con las cuáles rápidamente entender a la persona frente a nosotros, podemos transformar la forma de relacionarnos si reemplazamos etiquetas por conversaciones verdaderas centradas en:
Escuchar sin preconceptos
En lugar de preguntar “¿eres X o Z?”, pregunta “¿qué te motiva o preocupa?”. Así abres un espacio genuino para conocer intereses reales.Detectar competencias y experiencias
No importa la década en que nacieron: identifiquemos habilidades, estilos y potencial, sin prejuicios basados en edad.Diseñar conversaciones inclusivas
Todas las voces tienen algo de valor que aportar: los acuerdos no dependen de la edad sino de la claridad y responsabilidad de quienes participan.Cerrar con empatía
Acordar quién, qué y cuándo, más “¿cómo te apoyamos?”, respeta al individuo y fortalece su compromiso.
Conclusión
Hablar de generaciones fue útil en su momento, pero hoy su uso generalizado puede sesgar y empobrecer relaciones laborales. Para construir equipos fuertes, cambiemos las etiquetas por conversaciones que valoran a la persona detrás de la fecha de nacimiento. Construyamos de esta manera relaciones que se fortalezcan por las diferencias y que reconozcan la humanidad multi-potencial de cada persona.
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Los estudios generacionales (como los de Strauss & Howe en los 90) popularizaron términos como Boomers, Gen X o Millennials para agrupar experiencias compartidas. Este concepto ayudó a diseñar programas organizacionales, pero pronto se convirtió en atajo para explicar conductas: “los Gen Z siempre quieren todo digital” o “los Gen X son estrictos”.
Sin embargo, su uso extendido también ha llevado a que muchas personas usen el concepto de generaciones para hacer prejuicios y presuposiciones erróneas sobre otros individuos. La realidad es que, si bien el concepto es útil, no es, ni debe ser, la única caja donde meter a las personas (en general no deberíamos meter a las personas en cajas). Aquí te contamos por qué.