¿De dónde salieron tantos consultores? Una mirada desde la conversación organizacional

¿Por qué proliferan los consultores externos? Descubre cómo las carencias conversacionales dentro de las empresas explican esta tendencia y por qué el verdadero valor está en instalar capacidades internas y aprender a conversar mejor.

Equipo Conversare

10/29/20252 min read

Hoy en día, prácticamente cualquier área de la gestión empresarial tiene consultores especializados: estrategia, marketing, recursos humanos, transformación digital, innovación, cultura, liderazgo. El mercado de la consultoría no deja de crecer y, según firmas globales, representa ya cientos de miles de millones de dólares al año.

Pero la pregunta de fondo es: ¿por qué las organizaciones necesitan tanto a los consultores?

Una parte de la respuesta está en las carencias conversacionales internas: muchas veces las empresas cuentan con talento, experiencia e incluso conocimiento técnico dentro de casa, pero carecen de los mecanismos adecuados para identificarlo, conectarlo y ponerlo en acción.

Cuando la conversación se convierte en un cuello de botella

La comunicación organizacional suele basarse, en consecuencia, en muchas ocasiones fallar en tres niveles:

  1. Entre directivos: Se privilegia la estrategia, pero se evitan conversaciones difíciles sobre errores, resistencias o limitaciones reales.

  2. Entre mandos medios y dirección: Los supervisores tienen información clave del día a día, pero no encuentran canales efectivos para transmitirla hacia arriba.

  3. Entre operativos y mandos medios: La falta de retroalimentación clara genera desgaste, duplicidad de esfuerzos y pérdida de innovación.

En este vacío conversacional, el conocimiento que existe dentro de la empresa permanece disperso o invisibilizado. Paradójicamente, la organización puede tener en su nómina a psicólogos, comunicadores, ingenieros o especialistas en procesos que jamás son escuchados en su dimensión completa.

El rol de los consultores: espejo, catalizador y traductor

Los buenos consultores no están ahí para decir lo obvio: su valor está en hacer visible lo invisible.

  • Funcionan como espejos, mostrando a la organización aquello que ya sabe, pero no reconoce.

  • Actúan como catalizadores, acelerando conversaciones que internamente se posponen por miedo, ego o falta de tiempo.

  • Y son también traductores, trayendo metodologías, marcos conceptuales y tendencias internacionales que permiten mirar la realidad con otros ojos.

No se trata de que esté mal contratar consultores. Al contrario: su mirada externa es valiosa porque rompe inercias. Pero el reto es que ese aprendizaje no quede solo en el consultor, sino que genere capacidades instaladas.

¿Cuándo conviene traer talento externo y cuándo desarrollar interno?

La decisión no es binaria, sino estratégica:

  • Conviene traer consultores cuando se requiere una mirada fresca, conocimiento de vanguardia o desbloquear conflictos enquistados.

  • Conviene desarrollar capacidades internas cuando se trata de construir sostenibilidad, empoderar al personal y aprovechar talentos que ya existen dentro de la organización.

El gerente consciente sabe equilibrar ambos enfoques: abre la puerta a la perspectiva externa, pero también reconoce el valor de su propio equipo.

De la dependencia a la autonomía conversacional

El auge de las consultorías refleja una necesidad real: las empresas buscan guía en un mundo cada vez más complejo. Pero si esa búsqueda no se acompaña de un fortalecimiento de la cultura conversacional interna, el riesgo es generar dependencia.

El verdadero éxito no está en acumular consultores, sino en aprender de ellos y dejar capacidad instalada: equipos que saben conversar, que saben escucharse, que saben identificar talentos y ponerlos en juego. Porque al final, lo que más falta no son ideas ni metodologías, sino conversaciones que las hagan realidad.

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